
Este jueves después de un cinematográfico suspenso pude ir al concierto que Manu Chao daría en el Velódromo del Estadio Nacional todo gracias a como dice la canción “Una Ayuda de mis Amigos”, llegando a una hora prudente y juntándome con mis Partners sin problemas, aunque estos surgieron donde uno menos se lo espera: en la organización, en la entrada una fila gigantesca debido a que solo existían 4 personas para revisar y cortar boletos, casi 40 minutos de espera entre el polvo las caídas, asfixias apretones revendedores y el inminente peligro de alguna desgracia mayor y lo tragicómico del asunto fue la respuesta de la organización al consultarle por tal caos “no pensamos que vendría tanta gente” horrible la organización que para vender funciona con una eficiencia impresionante pero que para dar su producto funciona como vendedor de cuneta, Una vez pasada la primera barrera y creyendo pasado lo peor aparecen los simpáticos carabineros que al parecer nadie les explico que esto no era un desalojo o un partido de futbol tratando a todo el mundo con una sutileza digna de arriero sureño (con disculpa para los arrieros sureños), lo rescatable fue que pese a la organización no se hizo