martes, 24 de marzo de 2009

"LA HIERBA DEL REY"


Tanta globalización tanta generalización hace que muchas veces abracemos causas sin pensar mucho en el contexto en que estas nacieron, escribo esto con respecto a un encuentro que tuve con unos amigos Europeos y su opinión con respecto al uso y legalización de algunas drogas, en general el tercer mundo acepta a ojos cerrados todas las modas extranjeras sin pensar mucho en que las diferencias entre ellos y nosotros son insalvables, así podemos ver en nuestra población niños con blin blin, con pistolas de juguete, vistiendo marcas preocupados por quien se parece mas al rapero gringo, todo esto entremedio de, como dice el grupo Fiskales adok, aceitunas que bailan con baratas, es decir en medio de la mas cruda y violenta pobreza sudamericana, porque pobrezas hay muchas la del campo la de la ciudad la del cuerpo la del alma, pero la pobreza latinoamericana muerde se pega en la piel mancha y marca para siempre y lo mas triste de esto es que casi siempre se mezcla con la miseria, en cambio para los primer mundistas con sus necesidades básicas de salud techo y educación resueltas la pobreza tiene tintes aventureros y románticos, siendo lo mas cerca que están de ella es cuando salen a recorrer el mundo mochileando con tarjeta visa o están de intercambio de estudios alojando en alguna pensión con vista al mar, por eso para mi no es lo mismo incentivar el uso de drogas en Europa que en Latinoamérica, si el vicio de un Europeo se llega a convertir en adicción tendrá un buen sistema de salud que lo ayude tendrá seguros sociales ayudas de ONG´S y un sin numero de alternativas para recuperarse, en cambio un sudamericano cuando lo atrapa la adicción solo tendrá mas droga mas pobreza y mas exclusión, con todo esto no quiero criticar lo que cada persona consuma o no consuma el punto aquí es que si un extranjero de ojitos claros y piel blanca dice mierda nosotros sin pensarlo diremos amen, por eso cuando un español canta “La Hierba del Rey” le respondo que los sudacas nunca hemos creído ni en su dios ni menos en su realeza.